A estas alturas sentir fiebre con un disco de aquellos primeros años de Van Morrison es casi un desacato o, por lo menos, lo es confesarlo. Suele ser recurrente escuchar «Astral Weeks», «Saint Dominic’s Preview», «Tupelo Honey», «His Street Choir», «Moondance»…y palidecer con ello, una y otra vez.
Preferir uno u otro es cuestión del momento, como hablar de algunas obras de Beatles, Bowie, Reed, Young, pero si uno de esos discos permanece inalterable al estado anímico ese es «Moondance» (siempre mi preferido fue «Astral Weeks», pero hay que estar predispuesto a establecer un sentimiento de dolor, un viaje a la depresión, de alguna forma plausible cuando uno se sumerge en aquellos surcos).
No hubiera jamás sospechado que unas grabaciones «paralelas» de aquel «Moondance» me habrían dejado patidifuso. Y eso es lo que ha ocurrido; me resistía a quedarme otra de esas ediciones para el Record Store Day que recogía momentos alternativos de un disco determinado, pero no pude evitar desprecintar una copia y ponérmela aquí en Discos Amsterdam. A partir del momento en que la aguja depositaba su peso sobre esas carreteras negras cargadas de notas, me embriagué de esas tomas que, en algunos casos como «Come Running», son infinitamente superiores a las que acabaron siendo elegidas para el disco oficial. También la versión que da título al álbum es mucho más rica en tratamiento jazzístico, así como la que quedó fuera del disco, una latinizada «I Shall Sing». Pero no solo encontramos esa ligereza, a veces exenta de arreglos que ahora se me antojan superfuos, porque todo el conjunto de canciones conforma un disco de un vigor distinto.
Si ya era un gema diamantina aquel excelso ·»Moondance», esta nueva recreación engalana el recuerdo de un trabajo supino, inigualable y fundamental en la obra de una garganta prodigiosa.
Buenas vibraciones!