La música brasileña siempre fue referente en la evolución del pop y el jazz desde los años 40, cuando cientos de músicos brasileiros se largaron de su país por problemas políticos, acabando en lugares proclives para la efusividad sonora. como Nueva York, donde contagiaron su espíritu agitado y notablemente vitalista a los compositores e intérpretes del jazz.
Fueron los tiempos de la Bossa Nova, que abrió su campo al pop y estimuló aquellas mentes participativas en experiencias melódicas que provenían del sur americano.
Años después, la coyuntura y la expansión de la horteridad (como en todo el mundo) acabó mermando el talento de la mayoría de compositores brasileños. La música de allí se torno aburrida, pacata y vulgar, al contrario que aquél caleidoscopio envolvente que fue hasta bien entrados los setenta. El tornasol se había quedado en blanco y negro y el sexo barato inundó las letras de esas nuevas generaciones podridas de incultura.
Pero siempre hay quien escapa a esas marejadas de rutina y pesimismo. Una de las grandes figuras del pop brasileño del presente es Seu Jorge, un artista que exprime las fuentes y las combina con el ideario modernista del presente… un genio sin paliativos.
Recuerdo una película asombrosa, «The Life Aquatic», donde Seu trata las canciones de David Bowie de una forma inusual, mágica diría yo, reinterpretadas en brasileño y de forma acústica. Una epopeya de recreación personalísima que se incluyó en este LP.
Escuchándolo en Discos Amsterdam, para deleite de los que aquí están poblando la tienda con sus aspiraciones y sus regalos. No hay nada más hermoso que regalar cultura, regalar música a la gente que amas.
Buenas vibraciones!
https://www.youtube.com/watch?v=GzkXuHu-xYc