La escena rock holandesa siempre ha gozado de un estado saludable, especialmente en décadas pasadas, donde Amsterdam se caracterizó por ser la “San Francisco europea”, una ciudad abierta, permisiva y llena de artistas, en todos los sentidos.
Como a mi me gusta alimentarme de recuerdos, estaba preparando un especial para Los 39 Sonidos de la secuela de The Outsiders, probablemente el mejor grupo holandés de todos los tiempos. Allí estaba Wally Tax, que dotó a la banda de canciones grandiosas en las que aunaba el garage, el pop cristalino, el beat y algo de soul. Su voz estaba cercana a la de un joven Bowie y algunos de sus discos son piezas existenciales del Dutch Rock.
Wally hizo dos discos con los Outsiders (ojo, no los confundáis con el grupo de Ohio del mismo nombre, los del “Time Won’t Let Me”) y una cantidad enorme de singles; también hizo un Lp con una banda llamada Tax Free.
En Holanda cohabitaba con grandes nombres como Golden Earring, Brainbox, Shocking Blue, Motions, etc, etc… Pero creo que su cima creativa la alcanzó con su álbum en solitario de 1967, “Love In”, un trabajo alejado de la electricidad agitada de los Outsiders, un disco en consonancia con aquellos francotiradores de poemas musicados con teatralidad, Billy Nicholls, Tim Buckley, Paul Parrish… todos ellos se dan cita como influencia en ese disco sensitivo y atmosférico, con canciones en las que planea el McCartney del Revolver, Randy Newman de Sail Away o el Bowie de Space Oddity.
Inconmensurable y radiante, el paso de los años solo hace crecer su importancia.
Buenas vibraciones!