Quedarnos con un semblante solo justifica parquedad, es la reacción de la incultura, esa que ahora ostenta 52 escaños en nuestro país, sin ir más lejos. Pensar en monocromático es como vivir enjaulado en una caja de sinrazón, de tozudez e incomprensión. Cada día es mayor la evidencia de que el mundo avanza en distintas velocidades y que tomar la carretera secundaria nos permite ver mejor la vegetación, detenernos en bares con buenos vinos y coquetear con la inmensidad del tiempo, si es que podemos conseguir desatarnos de tan vil enemigo.
Decía que el mundo es un crisol de conceptos marcados por la ambigüedad, que es atrayente hasta el punto de motivar actividad neuronal distinta a la habitual. Quiero decir con esto que desdeñar posibilidades es cerrarse a las emociones distintivas. Me molesta sobremanera las corrientes de influjos, las tendencias que enarbolan los mentecatos de espíritu y alma, la inopia de ciertas posiciones que hacen de la música un ghetto para algunos que se suelen escudar en definiciones laxantes, intelectualmente hablando. Lo de las tribus se me antoja una majadería tan insustancial como sectaria, así como reaccionaria, pacata y hasta facha.
Por eso mismo voy a disfrutar con un tipo tan falto de prejuicios como El Vez, que no es que fuera muy santo de mi devoción, pero el muchacho tenía su gracia; el Elvis mexicano le llamaban y el caso es que era más anglo parlante que hispano, pero era capaz de hacer atrocidades divertidas como este cocktail macarrónico entre «In The Ghetto» (en el barrio… no sé si hablaba de NYC o LA, más bien creo que de la ciudad californiana), «Mr. Fantasy» de Traffic y «IGot A Feeling» de Beatles, ahí es nada; hay que estar muy enfervorecido para hacer esto.
La mamasita cry…
Buenas vibraciones!