DISCO DEL DÍA (249)

La nutriente de Canterbury reflejó una incomparable cantidad de grupos durante la encrucijada de décadas 60’s/70’s que todavía da mucho para estudiar.

Los grupos intercambiaban componentes, surgían ideas innovadoras y tenían todos una faceta melódica menos difusa que las restantes bandas progresivas del país.

Canterbury sonaba distinto, más ágil, puede que igual de cerebral pero no tan laberíntico. Eran más pop, para que huir de la palabra.

Steve Hillage, un vertiginoso guitarrista ataviado con fulares coloridos y ropas llamativas, una especie de Gandalf del rock, había formado Uriel, pero les abandonó por las directrices de los demás componentes (que acabaron llamándose Egg, otra formidable formación) y montó Arzachel junto a otros excéntricos como Dave Stewart, usando nombres ficticios (recuerdo el más simpático: Simeon Sasparella).

El único disco que publicaron es Canterbury y también otras cosas más, por cuanto el ácido circula libremente por sus surcos.

Hallazgo total.