DISCOS DEL DÍA (270/271) Enlazados por el hilo común de su creador, con dos años de diferencia, el único Lp de The Blue Things y la secuela de Val Stöecklein, representan el simbolismo de la tragedia pop en la música bañada de ácido.
Procedentes de un curioso estado, Kansas, el debút de estos briosos herederos de Dylan presentó canciones airosas de corte ligeramente psicodélico coincidentes con el estímulo de los Byrds, pero con temática mucho más amarga, debido a la fragilidad de su líder. Canciones propias y alguna versión configuran un disco saludable de pop tipicamente de la Costa Oeste. Huyendo de la confrontación con la invasión británica, los Blue Things se asemejaban a los Beau Brummels en el tono folkie de sus canciones, que les distinguían de todas las demás bandas que practicaban mimetismos con The Beatles demás grupos ingleses.
Al no contener singles proyectados para el éxito, su disco pasó a mejor vida con un nivel de ventas paupérrimo, a pesar de hacer infinidad de conciertos y tener una cierto renombre en la escena de aquellos años.
Cuando se separaron, Valerian Richard Stecklein intentó cauterizar viejas heridas con canciones menos folk y más eléctricas, pero se dejó derribar por su depresión, configurando un LP de dimensiones épicas y de sensaciones maltratadas. Grey Life (vida gris) lo describe todo en sus primeras pulsaciones, con ambientes orquestales y dramatismo pulido por cuchillos de tensión.
Val se suicidó no hace demasiados años, su vida fue agónica, pero sus dos discos son tan hermosos como palpitantes.