(Disco del día 275) El sello Vertigo se caracterizó por elegir con mucho cuidado cada disco que publicaba, sobre todo en los inicios, luego la compañía perdió interés (coincidiendo con su absorción por parte de una multinacional); pero a principios de los 70 era un baluarte de calidad, riesgo y honestidad.

Uno de los subgéneros más reconocibles del sonido británico fue el usado por los tríos de power-rock, en trinomio guitarra-bajo-batería que catapultó nombres como la Jimi Hendrix Experience, Cream o Taste, por citar sólo unos ejemplos resultones. Pero había grandes grupos bajo este epígrafe de trinomio. Uno de los grupos que mejor se desarrollaron fue May Blitz, formado por James Black, Reid Hudson (ambos canadienses de la British Columbia) y Tony Newman (batería de sesión reclamado por Jeff Beck, David Bowie y otros insignes nombres de los 70), con un poderoso ensamblaje que usaba aspectos de hard rock y los difuminaba con la incipiente oleada progresiva. Como era de esperar, viendo sus apoteósicos directos, el sello Vertigo se fijó en ellos y les fichó sin dilación. Dos estruendosos discos les avalaron como una de las bandas con mayor potencial del Reino Unido a principios de los 70, pero sus personalidades caóticas y ciertas sustancias alucinógenas dieron al traste con las posibilidades creativas de este maravilloso trío, que no soportó un tercer disco y que quedó como una de las mejores formaciones que dio a luz la primera época de Vertigo. Hard rock, post psicodelia, virtuosismo bien entendido, herencia blues, poso progresivo y mucha actitud en un par de discos más que formidables, especialmente éste de debút.

https://www.youtube.com/watch?v=J4F15xXqxuk