(Disco del día 273) La asombrosa década de los 90 regeneró un momento estancado en la música pop; sirvió para agilizar las guitarras y descubrir que, tras el casi olvidado poso punk, resurgían miles de bandas con un brío inusual y unas composiciones que creaban traumas pegadizos. Entre 1991 y 1995 la cantidad de grupos y discos fue abrumadora, era imposible seguir el vertiginoso instante que se vivía, tanto en Inglaterra como en los USA, por no hablar de la recuperación de lugares como Holanda o Francia.

Decir que los noventa se caracterizaron por la eclosión del indie sería faltar a la realidad. La mayoría de los grupos que pululaban en el Reino Unido estaban tan hartos del movimiento indie como los antiguos punks, por eso enfilaban el tratamiento de guitarras con la energía del pasado pero con la melodía del presente. Sí, amuchos de estos grupos se les metió impunemente en el epígrafe indie, pero tampoco era cuestión de montar barricadas contra eso.

The Edsel Auctioneer procedían de la industrial Leeds y, sin embargo, no había atisbos de pesimismo o nihilismo en sus canciones, dotadas de un vigor pop irresistible y optimista. Sus discos eran benefactores para la salud, sin duda. Ashley Horner (guitarra/ voces), Phil Pettler (bajo/ voces), Aidan Winterburn (voces, guitarra) y Chris Cooper (batería), conformaban el grupo, que comenzó en 1988 y que sólo publicó tres redondos LP’s, el último de ellos en el sello americano Alias (que también cobijó a Yo La Tengo). Precisamente publicado cuando se estaban disolviendo, su tercer disco es arrebatador, sin fisuras, un compendio del sonido clarividente y diáfano de aquella generación, que utilizaba con bravura la distorsión y la sumergía en caramelos pop.

https://www.youtube.com/watch?v=THqNoDdI080