DISCO DEL DÍA (266). Lo que hicieron los británicos con el sonido americano enriqueció hasta un punto infinito el sonido eléctrico. El blues, una música genuinamente negra y aparentemente inalterable, fue reconducida por algunos grupos ingleses hacia territorios insospechados, atrevidos y novedosos. Si John Mayall o Peter Green fueron las cabezas visibles de esta transformación, otras bandas como Chicken Shack o Savoy Brown dieron un paso más allá en la concepción de arreglos sorprendentes en esa forma que tenían de ver el blues.

Kim Simmonds formó Savoy Brown a finales de los 60, su estilo era definido y pulcro, enlazado con el R&B reinante en UK, similar al de unos Animals o, incluso, unos Stones. Tras un primer disco de presentación, ortodoxo y poco jugoso, despide a parte de la formación y encuentra aliados que asumen compromisos de riesgo, especialmente Lonesome Dave, que formaría posteriormente otra formidable banda, Foghat. Savoy Brown seguían siendo una banda de blues, sí, pero de otra forma, con bastantes acercamientos a otros senderos, como la psicodelia o el iniciático sonido progresivo. Con su álbum del 69, «Blue Matter» ya resquebrajaron conceptos algo arcaicos, pero con su quinto LP, el aplastante «Looking In» comenzaron a dar lecciones de cómo se puede usar un sonido añejo para crear otro nuevo. Desde la portada hasta las pocas, pero extensas, canciones que conforman este disco, suponen un hito en el vértigo de esas generaciones que atrapaban las enseñanzas de una música racial para presentar una alquimia de imaginación totalmente innovadora.